Las personas internadas en el manicomio
tienen derecho al acceso a la vivienda digna, como así también a todos los
derechos que como ciudadanos les corresponden y los que en particular atiendan
los derechos de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con el
resto de la población para integrarse a la comunidad con todos los poyos que
requieran para hacerlo.
No se puede decir de una PcD
mental psicosocil con una historia de
largos años de vida en el manicomio, resultado obvio de la lógica
manicomial que deviene indudablemente en
malas praxis, que NO TIENE CULTURA DEL TRABAJO.
Sin embargo lo dijo una
profesional vinculada a una persona de mi afecto, actualmente internada y con
evidencias claras de la iatrogenia impuesta por el manicomio, que se traducen
en palabras de profesionales como una marcada institucionalización.
Dar el ejemplo que una persona en
el manicomio puede cumplir los horarios por un trabajado alienante rentado con $400*.- muestra adherencia al
tratamiento, deseos de integrarse a la comunidad y vocación por el trabajo es
una vez más, represión brutal en el
manicomio.
Tomar como parámetro de bienestar
la asistencia a los lugares de trabajo dentro del manicomio o talleres protegidos
es un profundo desconocimiento de lo que eso implica para una persona internada
La primera noticia que tuve de un
compañero que se suicidó, fue dada por una psicóloga, coordinadora de un grupo
abierto – (participaban internados y externados, también personas de la
comunidad que no habían pasado por la internación). Sus palabras son inolvidables para mí por el
impacto que causaron, había faltado a un encuentro y no estaba al tanto de lo
sucedido. Las palabras son las siguientes:
- estaba bien, participaba en
el taller de bolsas, cumplía…
El manicomio conduce a adoptar conductas
que no indican patología, sino que son consecuencia de la estancia prolongada
en él, como lo es la falta de aseo, razón también invocada para justificar un
desalojo padecido por la persona de mi afecto, en un hotel de mala muerte donde
fue discriminado, y no por sucio –poniendo así en cuestión las posibilidades
reales de externación.
Estaba escribiendo estas líneas y
perdí una llamada al celular donde me informa que junto a la ropa que le
tiraron según me contó y pude constatar que lo hizo la enfermera porque “malgasta
el dinero y no lleva la ropa al lavadero”-, también le rompieron la planilla de
requisitos para obtener un subsidio habitacional en Desarrollo Social de la
C.A.B.A.
La persona con la que mantuve un
diálogo ostenta ser defensora de los derechos humanos de los pacientes y dice
haber sentido ganas de levantarse e irse de una jornada en un centro de
estudios sociales porque mencionaron que
no se entendía que la persona de mi afecto estuviera internada.
*) Es el equivalente a u$s 30,77 mensuales:
responde a la evaluación del Banco Mundial para indicar cuándo alguien vive
debajo de la línea de pobreza (la cuestionable frontera indica ingreso de un dólar
diario para estar por encima de ella,)-
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